domingo, 18 de noviembre de 2012

Jóvenes buitres


Desde hace unos cuantos años es bastante habitual observar ejemplares de buitre leonado Gyps fulvus prospectando las sierras del occidente y el centro de Asturias. Pero en esta zona de nuestra geografía no existen colonias de reproducción de la especie. Lo que se observa son concentraciones de aves jóvenes e inmaduras que se reparten en una gran área, prospectando las sierras en busca de fuentes de alimento, que son en la mayoría de los casos cabezas de ganado muertas. 




Los jóvenes de buitre se diferencian de los adultos, entre otras cosas, por tener el pico con un tono azulado y no amarillento, como se ve en el ejemplar de arriba. Estos grupos de buitres juveniles ocupan varios concejos de esta zona del centro-occidente reunidos en pequeños grupos de 15-20 aves como mucho, y muchas veces más pequeños. Estos grupos se reúnen en contadas ocasiones, cuando aparece alguna fuente notable de alimento, observando entonces concentraciones de gran tamaño, cercanas a las 50 aves, de manera muy ocasional.



Otro rasgo que distingue a los juveniles es el marrón más ocráceo del dorso, no tan "leonado". Los grupos, cuando no están cicleando, reposan en zonas muy diversas, de manera oportunista, aunque lo hacen normalmente en repisas rocosas, como los que estoy poniendo en las fotos. Muchas veces ocupan temporalmente las zonas cercanas a los enclaves donde se produce el hallazgo de alguna fuente de alimento, que no desalojan hasta que dicha fuente se agota.


Por mi experiencia, los concejos de Salas y Tineo tienen dos zonas diferentes de distribución de buitres. Una de ellas, con las sierras del norte de Salas, que comparte con los concejos limítrofes de Valdés, Cudillero o Belmonte. La otra, en las sierras del oeste de Tineo, en la que entran también los muncipios de Illano, Allande o Villayón. Los buitres pueden permanecer en estos grupos bastante tiempo, ya que tardan 5 o 6 años en llegar a reproducirse.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Lechuza atropellada

Además de los mamíferos carnívoros, de los que ya he hablado en varias ocasiones, en especial los mustélidos, el otro grupo de animales amenazados más afectado por los atropellos es sin duda el de las rapaces nocturnas. En estas aves, los hábitos nocturnos impiden la utilización de las corrientes térmicas ascendentes para volar, por lo que el vuelo resulta energéticamente muy costoso, habiendo optado por utilizar posaderos (“perchas”) en zonas de mayor densidad de presas a modo de atalaya desde donde cazar. Las carreteras con sus señales de tráfico, mojones, postes telegráficos, etc. constituyen áreas ideales de caza. Son además aves de vuelo bajo, lo cual motiva que el cruce de una carretera suponga una alta probabilidad de colisión. Hace unos días me encontré con una pobre lechuza común Tyto alba atropellada en una carretera del concejo de Cudillero, limítrofe con Salas.


He buscado varios datos para comprobar la magnitud de esta amenaza para la lechuza, y los datos son escalofriantes: 57 lechuzas muertas en el campo de Cartagena en una década; 178 lechuzas muertas al año en la provincia de Salamanca; 140 lechuzas al menos muertas por atropello en 2008 en Asturias. Los disparos para esta rapaz vienen de todos lados, ya que a los innumerables atropellos se suma la destrucción de las viejas construcciones donde anida, el empleo de rodenticidas que las acaba envenenando, las que resultan muertas por disparos o por las viejas supersticiones. Negro futuro para nuestra pobre curuxa.


Las recientes plagas de roedores en los campos castellanos tienen mucho que ver con el declive de esta y otras rapeces nocturnas, ya que no hay mejor controlador de las poblaciones de esos animales. A pesar de la mala fama con la que cargan hace mucho tiempo, pocas especies de nuestra fauna son más beneficiosas para la agricultura. En algunos lugares ya han empezado a emplearse en el control de plagas, aquí, como casi siempre, vamos por detrás.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Puesta temprana de rana bermeja

En el blog voy siguiendo cada año el ciclo vital de varias especies de más fácil detección. Una de ellas es la rana bermeja Rana temporaria, el anfibio más frecuente en los concejos de Salas y Tineo. La fecha habitual para detectar las primeras puestas de la especie es el mes de diciembre, a principios del invierno, pero en algunas charcas situadas a media o baja altitud se pueden encontrar en octubre. El pasado día 25 de octubre pude volver a comprobarlo, cuando me encontré una puesta ya de algunos días en una pequeña charca de Salas a unos 600 metros de altitud.


En las escasas puestas que registré en años anteriores en fechas tan tempranas no pude comprobar el éxito reproductor, ya que no pude observar eclosión de larvas anteriores al mes de junio. Se encuentran por lo general en charcas de escasa entidad, que se secan con facilidad si se suceden varios días sin lluvia.

Como se ve, las puestas de rana bermeja son fáciles de identificar, ya que consisten en masas gelatinosas de un número grande huevos, generalmente varios centenares, dispuestos en zonas de agua estancada. Este anfibio restringe su distribución en la Península Ibérica a la zona norte.